En algún momento de estos años con Ansiedad llegué a sentirme “muerta en vida” una sensación bastante desesperante y frustrante
Quería escribiros sobre esa etapa que viví con Ansiedad y que fue como no, bastante dura y complicada.
Hay un momento
que entre síntoma y síntoma, apareció una gran desesperación… ya que sentía que
mi vida iba a estar siempre condicionada por lo que Ansiedad decidiera hacer
cada día conmigo. Si ella no quería salir a la calle… no se salía, si no le
apetecía ver a amigos… no se veía a nadie, si no quería dormir… no se dormía
esa noche… ¡Lo que mande la señora!
No tengo
constancia de cuanto duró ese período, solo se que se me hizo eterno ¡Que
horror! Todo el día igual… ya sabemos que The walking dead se inspiró en ti
¡Tía que pesadez de vida! Me paso el día triste, arrastrándome por todos los
lados, sólo quiero dormir y no despertar… ¡¿¡QUEEEEE!?! ¿Cómo puedo pensar
eso?...
Pues en su momento lo
pensé… estaba tan cansada y agotada con Ansiedad, sólo tenía recuerdos y
recuerdos de la persona que una vez fui... ¡Jamás volveré a ser esa chica!...
Creo que en
esa fase solo puedes pensar y sentir todo lo que un día hiciste y que nunca
volverás a hacer, pues siento deciros que es...
¡MENTIRA!
¡Oh queridos lectores! Yo ¡He vuelto a la vida! ¡Vive, está viva! La pequeña Frankenstein ¡Está viva!
¡Oh queridos lectores! Yo ¡He vuelto a la vida! ¡Vive, está viva! La pequeña Frankenstein ¡Está viva!
Entiendo que si estáis en esa fase de desesperación y frustración no podéis creer lo que estaís leyendo… pero os
prometo que ¡Se puede!
Ya sabéis (sé que os lo repito mucho y soy un poco
pesada) que en este proceso de autoconocimiento con Ansiedad, con vuestro buen
apoyo médico y terapéutico volveréis a disfrutar de la vida. Evidentemente no
será como antes, porque ahora somos personas más maduras y con un alto conocimiento de nosotros mismos y va a ser ¡Fantástico!
Hace poco he
vuelto a vivir experiencias que pensé que nunca lograría sin la medicación o
que jamás podría vivirlas disfrutando de ese momento presente.
He
podido bajar a mi perro cada día y
hablar con todas las personas que me encuentro
(como la loca de los gatos de los Simpson pero con perros) ir de
vacaciones con mi pareja, hacer una excursión con una amiga (lo cuál hace unos años era impensable), estar en una comida familiar con más de ¡Atentos! ¡25
personas!, ir al cine, restaurantes, montar en trenes, ir a centros
comerciales… bueno bueno, un sinfín de cosas que de verdad ¡Son increíbles! Y
es genial poder disfrutar de cada cosa que hago con cariño e ilusión, porque
antes tal vez no valoraba las cosas lo suficiente.
Por ello os
quiero decir con este artículo que entiendo esa fase por la que estáis pasando
pero...
¡Después de la tempestad viene la calma!
Y sólo hay que seguir subiendo la montaña, aunque cueste
¡Sigue subiendo!¡Sigue luchando¡¡Sigue viviendo!
Y sólo hay que seguir subiendo la montaña, aunque cueste
¡Sigue subiendo!¡Sigue luchando¡¡Sigue viviendo!